lunes, 18 de abril de 2011

Heroes del Silencio, Bunbury y otros recuerdos

Resulta que Heroes del Silencio es uno de los grupos españoles con mayor repercusión internacional. Han vendido 6 millones de discos, que es una pasada si hacemos el calculo a 1.500 pesetas cada uno, pero que queda eclipsado por artistas de la talla de La oreja de Van Gogh, Los del rio o Mónica Naranjo que han vendido más. Una pena lo de la música en este país.
El espíritu del vino


El caso es que Heroes del Silencio fue uno de mis primeros grupos favoritos. Me pillo en la adolescencia, con el disco El espíritu del vino en 1993.

Mi hermano y sus amigos los escuchaban antes así que ya había escuchado los primeros discos. Sin embargo, El espíritu del vino lo machaqué. Por aquel entonces viajaba con mis padres a sendos pueblos muy a menudo. Me gustaba mucho escuchar Heroes del Silencio en el viaje en coche, sobretodo si era invierno, estaba nublado o lloviendo.

Cuando grabaron Avalancha en 1995 yo ya había elegido mi disco favorito del grupo y no me convenció, es posible que mi hermano tardara en grabar la cinta, me parece que así fue. Para cuando conseguí la cinta de Avalancha ya se me habían metido por medio Soziedad Alkoholika, Pantera y Sepultura y me dejé llevar por los sonidos duros. Menudos grupos, ya os contaré. Entonces dejé El espíritu del vino entre mis discos preferidos pero compartiendo las escuchas en los días lluviosos con Demanufacture (1995) de Fear Factory.

Atendí poco a lo que hizo Bunbury, sobretodo teniendo en cuenta que empezó por Radical Sonora (1997) un disco que según Bunbury era una ruptura con todo lo anterior. Este disco le sirvió para hacer criba entre los seguidores de Heroes que no fueron capaces de aceptar el fin de la banda. Esperaban una continuación y Bunbury decidió llevarse a los fans que realmente fueran capaz de aguantar sus melodias (ralladas).


Esta foto es de su etapa en solitario.
El tema es que a Bunbury con sus posturitas de antes, su sombrero de vaquero de ahora y sus borderías de siempre parece que no se le toma del todo en serio en este país. Sinceramente, creo que hay que diferenciar a Bunbury de otros músicos como por ejemplo Ramoncín o Dani Martín.

Admiro el hecho de que un tio que ha logrado el éxito y la fama decida darse unos viajecitos el solo con su guitarrilla. Lo admiro y valoro más que el Porsche 911 Carrera de Dani Martín.

De su etapa post-heroes sacó varios discos, Radical Sonora (1997), Pequeño (1999), Flamingo´s (2002) que para el propio artista fue una evolución hasta un cierre de etapa que llegó con El viaje a ninguna parte (2004). Para Bunbury, El viaje a ninguna parte fue el disco de ruptura o de comienzo de otra etapa. No sé si es cosa de la busqueda del artista de una continua evolución o si es la mejor forma de presentarlo al público. El caso es que supuestamente plasmó ese viaje que hizo con su guitarrilla en ese disco doble.

A mi sinceramente me parecen todos los discos igual de soporiferos con alguna canción divertidilla que se salva. Es el problema que tienen para mi los cantautores, y creo que es en lo que se ha convertido Bunbury. Desconozco si él mismo se considera un cantautor o si pudiera parecerle ofensivo esa etiqueta. Es verdad que hay un grupo detrás, y es más que probable que ayuden en la composición de las canciones, pero el formato en el que se presentan es Bunbury, con su sombrero y probablemente con gafas de sol, y nadie más.

Después de El viaje a ninguna parte realizó una gira que terminó con la disolución de la banda en 2005. Bunbury se volvió desconfiado y necesitaba saber que la gente que le rodeaba estaban con él por otra cosa que no fuera la fama y el éxito del músico. Suena un poco a paranoia stalinista, pero así se cuenta. La banda El Huracán Ambulante se disolvió y Bunbury se tomó un descanso. Aprovechó entonces para realizar otros proyectos que había tenido aparcados. En 2006 graba El tiempo de las Cerezas con Nacho Vegas y otros músicos que luego compondrían su actual banda. En esta etapa también aprovechó para la fulminate vuelta de Heroes del Silencio..

Según Bunbury había varias opciones para la vuelta entre las que entraba grabar un nuevo disco o tema. Sin embargo, decidieron dar únicamente 10 grandes conciertos y terminar con buen sabor de boca. Heroes del Silencio realizaron 10 conciertos en 2007 en España, EEUU, Mexico, Argentina y Guatemala entre los que sumaron más de 500.000 espectadores. En España, el concierto en el Circuito de Cheste (Valencia) fue uno de los más multitudinarios de la música en español en el que se contabilizaron hasta 100.000 espectadores que quisieron acceder al recinto. No todos lo lograron. Mi antiguo Opel Kadett con sus ocupantes logró entrar y salir del parking del circuito sin ninguna eventualidad, como si no fuera con él la cosa.

Cuando se le preguntó a Bunbury por los motivos de su vuelta de Heroes, aludiendo al pellizquito que se llevaron, respondió que no fue la pasta la razón principal. Para él fue volver a ver a quienes fueron sus amigos por muchos años y con los que había acabado mal. Ahora podían mirarse a los ojos y reirse de las épocas pasadas y además dar un punto y final adecuado a Heroes del Silencio. Para mi esto es lo más valioso. Creo que es el final más feliz y rotundo de un grupo de música. Además tengo especial esperanza en que nunca más vuelvan a tocar, creo que es perfecto tener un final ideal en una banda de rock, y respetarlo. No se puede decir lo mismo de muchos grupos que han vuelto para mancillar su historia, o algunos que ni siquiera se han marchado del todo.


Con nueva sabia y confianza Bunbury sacó su último disco de estudio Las consecuencias (2010). Un año después publica Gran Rex (2011) grabación en directo de un concierto en Buenos Aires, según él este directo sirve para cerrar una etapa. Veremos a ver que diferente es lo que venga después.

Estamos acostumbrados en este país a la crítica infinita contra cualquier paisano con cierto éxito. Y no precisamente críticas constructivas. Heroes del Silencio encendieron su llama en 1985 cuando Bunbury tenía solo 18 años. Con 18 tenía ya 4 años de experiencia tocando distintos instrumentos en otras bandas.


Teniendo poco más de 20 años ya había dado grandes conciertos en festivales internacionales de la talla de Monster of Rock o Rock am Ring. Podría contar las canciones que ha compuesto y los grupos, discos y músicos con los que Bunbury ha participado pero no lo voy a hacer, no hace falta que lo diga para que sepáis que son muchos.

En definitiva, en mi opinión Bunbury es un gran músico. No tenemos tantos músicos en España como él. Se ha convertido en un músico de stadium rock pero con unas tablas que le hace merecedor de ese formato. Parece que lo que hace lo hace por libre y en ese sentido le da a sus conciertos y discos un aspecto auténtico y personal que no es habitual en el mundo de la música comercial. Esto es lo realmente auténtico, que Bunbury es el dueño y señor de lo que hace. No me importa que me entre sueñito con su suertecita, me importa que es un músico, aparentemente libre.

En mi opinión hay que separar a Bunbury de otros músicos de éxito similar pero dinámicas muy diferentes. Me gustaría saber cuanta inciativa toman músicos como Alejandro Sanz o Enrique Iglesias en la producción de sus discos o en la elaboración y planificación de un show en directo.

viernes, 8 de abril de 2011

AMSTRAD, aquella máquina del demonio.

The Strokes?? ... y una porra.

Hoy me he entretenido en la wiki leyendo sobre Sir Alan Michael Sugar.

A mi la verdad que este nombre no me dice nada, de hecho, como suele pasar en la wikipedia, he empezado leyendo por un lado y he acabado por otro. Realmente tampoco he llegado tan lejos. Igual lo entendáis a partir de estos acrónimos; Alan Michael Sugar Trading ... el menda que fundó AMSTRAD!!

Alan M. Sugar.
 Pues sí, este señor que fundó la compañía AMSTRAD es el responsable de que me pasara meses de mi infancia jugando a juegos de 8 bits y años esperando a que cargaran. Al parecer la clave del éxito de Sugar fue la manera en que construyó sus aparatos reduciendo costes de elaboración. Con sus productos de bajo coste entró rápidamente en el mercado de ordenadores personales donde comandaban Commodore y Sinclair. Aunque antes de ordenadores empezó construyendo televisores y equipos de sonido.






Una cosa llevo a la otra y apareció el Amstrad CPC6128. El mio! Sí, sí, con disquetera y a todo color... bueno a 32 o 16 o algún número majo de estos. Aun recuerdo esos días que bajaba con mi hermano al centro comercial del barrio donde había tres o cuatro modelos de Amstrad y Spectrum. Te pasabas la tarde machacando teclas hasta que te ibas frustrado porque algo habías tocado y la J ya no era la J y salía un rombo y cuando apagabas y encendías seguía igual.



Amstrad CPC 6128.
 Noventa y cinco mil pesetas con monitor y convertidor de televisión. Cayó en 1988, el regalo para el hermano mayor que a cambio de alguna colleja y puñetazo en la mesa me permitió hacerme con la parte izquierda del teclado (W, S, A, D y disparar con el Control) para jugar al Ikari Warriors o Barry McGuigan. Que cabreos con el Barry McGuigan, que para quien no lo sepa es un boxeador irlandés que a mediados de los 80 estaba en to lo suyo. En el juego empezabas desde abajo. Personalizabas la raza, el color de pelo y de pantalón de tú boxeador. Elegías el tipo de entrenamiento que querías darle y comenzabas a luchar. Según ganabas combates ascendías en la lista de boxeadores. Empezabas el 20º y el objetivo era quitarle el título a McGuigan, JA!. Yo llegué al 7º lugar. Me parece que los movimientos disponibles eran derecha, gancho, directo a las costillas y movimiento defensivo. Dependiendo del entrenamiento y como fuera el combate podía sufrir una subida de stamina que se traducía en que el siguiente round zumbabas puñetados a extra de velocidad. Había que esforzarse en tumbar al contrario porque la máquina no era muy justa a veces y después de tumbar al rival por segunda vez él te tumbaba por primera y tú ya no te levantabas.Que mala host....ia, ya hombre!

Esas pelotillas del fondo a veces te llenaban de, de, de... una tensión.

La música en los menús y entre rounds era muy buena y el murmullo del público subía con los guantazos por lo que se llegaba a unas situaciones de éxtasis difíciles de describir. En Amstrad no grababas las partidas. Así que tenías que dedicar todos tus esfuerzos a terminar la partida porque algún día tendrías que apagar el ordenador, o peor, se podría quedar colgado.

Sea como fuese el tiempo pasó y, cómo tu iPhone, se pasó de moda. Sin embargo yo lo conservé y heredé de mi hermano mayor. La unidad de disco ya no funcionaba tan bien como al principio, el disco entraba demasiado y se quedaba inclinado. Entonces la patilla lectora no leía correctamente. Ideamos un sistema de contención con papelitos. Los papelillos dejaron de funcionar y finalmente desarrollé la habilidad de mantener presionado el botón de expulsión del disco con la fuerza exacta cada vez que el juego tenía que cargar. Al presionar el botón el disco se levantaba lo justo para evitar la inclinación. Menudas partidas al Match Day II me echaba cuando ya andaba por ahí el Street Fighter II y demás. Me daba igual, me lo pasaba pipa creando mis propias ligas y llevando los palmarés, ascensos y descensos en papel.


Match Day II. Los jugadores eran lentísimos. El que llevaba la pelota iba más lento que los demás por lo que regatear era muy complicado, pero no imposible. Disparando desde la diagonales tenías más posibilidades de marcar. De frente, el portero no solía fallar a no ser que el balón rebotara en alguno de los defensas. Tambíen se hacían goles de cabeza. La leche.



Juas!, no estoy hablando de Alan Michael Sugar. No importa, hasta hace unas horas yo tampoco le conocía. Sólo sé que se forró comprando y vendiendo cosas, terminó vendiendo Amstrad en 2007 por £125m, en algún momento de su vida le nombraron Sir y que tuvo movida por su mentalidad cuadrículada en cuanto a las leyes en favor de las mujeres, ...estos informáticos.

jueves, 7 de abril de 2011

vakazul

Mucho tiempo ha pasado desde que vakazul cerró sus puertecitas. vakazul continuaba por aquí, pero ya no se dedicaba públicamente al intercambio de música. El p2p cambió ese mundillo y la comodidad mandaba.

Aquellos días se recuerdan con nostalgia. Esos discos en mp3 descargados en el trabajo con un ancho de banda de 1Mb que se transportaban en diskettes. Luego en unidades zip de 100Mb, que maravilla. ¿Y cuando empezaron las grabadoras de CD? En media hora ya estaba listo. Todo esto ha dejado paso (gracias a dios) a la nube que nos persigue a todos lados.

Por eso está aquí vakazul, no se puede despegar de su pasado azul. Quiere continuar y como no tiene tema de conversación tendrá que hablar de lo que pensaba que controlaba, de música. No, no voy a hablar de los Strokes... bueno ya veremos.